Surrealismo

Una hoja me llevé


Una hoja me llevé
hacia mi rústica boca
al comerla comprobé
no era espinaca ¡era coca!


Caminaba por mi gusto
como buscando racacha
y una asustada vizcacha
de improviso me dio un susto.
Se escondió tras un arbusto
pero al llegar no la hallé
y al arbusto que topé
de su ramaje frondoso
se la arranqué y por curioso
una hoja me llevé.


Y la hoja sin secar
verde y llena de vida
era mujer encendida
que me invitaba a pecar.
Y sin llegarme a obcecar
doy fe que al indio lo aloca
mas belleza que no es poca
no pudo bien redimirla
pues tuve que dirigirla
hacia mi rústica boca.


Pese a su sabor amargo
por probar salí enganchado
con el bolo ensalivado
rumiando seguí de largo.
¡Sabe Dios! si fue letargo
lo cierto es que me atonté
y si yo no aluciné
me hizo bien para el calambre
y que no tenía hambre
al comerla comprobé.


Aunque el frío es un castigo
en estas tierras de altura
a mi gran musculatura
la libré de todo abrigo.
Para resumir les digo
en cuanto a lo que me toca
me puse como una roca
sin alegría o congoja
y es que la bendita hoja
no era espinaca ¡era coca!

© 2005 Luis Bárcena Giménez

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